miércoles, 6 de junio de 2012

UN BUEN ESCRITOR

Paseando por las calles de Rusia, durante la hambruna que acompañó a la guerra, el gran escritor Tolstoi se encontró con un mendigo. Revisó sus bolsillos buscando algo para darle al hombre. Pero no tenía nada: ya lo había dado todo. Movido a compasión, abrazó al mendigo, besó sus mejillas y le dijo: "No te enfades conmigo, hermano, no tengo nada que darte". El rostro del mendigo se iluminó. Y brillaron las lágrimas en sus ojos, mientras le decía agradecido: "Pero tú me has abrazado y me has llamado hermano.¡Eso es un gran regalo!".

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